El verano es una estación del año ideal para cambiar hábitos de vida a otros más saludables pero, como en todo, hay que tener en cuenta varios factores que nos ayudan a rentabilizar aquello que queremos conseguir y a la vez reducen ciertos riesgos.

En cuanto al bronceado es interesante saber que la pigmentación fisiológica de la piel es protectora ya que absorbe las radiaciones UV pero la protección al sol esta por encima de todo ya que, en exceso, el sol puede tener efectos nocivos como quemaduras, daño a largo plazo, envejecimiento de la piel o incluso cáncer.
Se puede potenciar el efecto protector en la piel en esta época del año incluyendo en nuestra dieta alimentos que contengan coenzima Q10 (pescado azul, frutos secos, soja, brócoli, etc); betacarotenos (que son fuente de vitamina A como las zanahorias, pimientos, verduras de color verde oscuro, calabaza, algunas frutas, etc). Todos ellos protegen a las células por ser ricos en antioxidantes que estimulan la actividad de la propia melanina de la piel.

El ejercicio debe ser ajustado a la edad, las condiciones físicas y la tipología del deporte en cuestión. Hay que evitar la compulsión a la hora de practicar un deporte.

Evitar la deshidratación que puede causar una descompensación en sangre de los niveles de bicarbonato y motivar que la persona esté más cansada de lo normal o con malestar generalizado o incluso producir vómitos o diarrea. Para ayudar a evitarlo hay que beber muchos líquidos, salir a la calle cuando el sol ya no es tan fuerte y no practicar deportes intensos en las horas centrales del día.

La sudoración excesiva en el verano también contribuye a qe la piel pierda humedad y este más seca. Tomar el sol de forma prolongada calienta la piel y esta se deshidrata. Hay que mantener la ingesta adecuada de liquido e hidratarla mucho tras la exposición al sol para evitarlo. Tener en cuenta que la brisa al lado del mar puede enmascarar esta pérdida de liquido a través de la piel y no darle tanta importancia porque no nos resulta tan evidente la sudoración. Los aires acondicionados también extraen humedad de la piel haciendola más seca y quebradiza.