Siempre que hay una disrupción en la continuidad de la piel el resultado es una cicatriz. El aspecto final de la misma depende de factores individuales, raciales, naturaleza del trauma o las condiciones que se dan durante el proceso de cicatrización.
La cicatriz siempre es motivo de preocupación ante cualquier intervención de Cirugía Plástica. El cirujano le explicará por donde se realizan las incisiones pero no puede garantizar que su aspecto no cambie durante el proceso de cicatrización por los factores anteriormente expuestos.

Desde hace ya más de treinta años se sabe que la silicona ayuda a mejorar el aspecto final de las cicatrices y existe evidencia científica de ello.
La silicona es un polimero (molecula larga) formada por unidades de siloxanos repetidos. Existen productos comerciales tanto en forma de parches o “tiritas” como en forma de gel. Son la primera linea de tratamiento tanto para la prevención como para el tratamiento de la cicatrización anómala ya que es algo no invasivo y accesible.

La silicona ayuda en el proceso de cicatrización porque interfiere en los pasos que resultan en una excesiva producción de colágeno tales como una pérdicda excesiva de agua a través del estrato córneo. Así mismo modifica la expresión de factores de crecimiento controlando la produccíon del colágeno. También protege al tejido cicatricial frente a la invasión bacteriana. En resumen, proporciona un grado de oclusión e hidratación de la herida más similar a lo que ocurriría en una piel intacta.

Es muy importante seguir las instrucciones de su cirujano en todo momento para conseguir los resultados más óptimos. El momento más adecuado para iniciar su aplicación será el que le indique el especialista y debe extender su uso mientras se lo aconsejen. No olvidar que como beneficio añadido ofrece protección frente a la exposición solar.